La biohabitabilidad estudia hasta qué punto un entorno es habitable y su nivel de bienestar y salud. ¿Qué valores medimos para evaluar la calidad climática de los espacios en que vivimos? ¿Cómo interpretamos los resultados?
Pasamos un 90% de nuestro tiempo en espacios interiores. Según el Instituto Español de Baubiologie, un hábitat saludable es claramente beneficioso: no solo proporciona confort, sino que no genera ni agrava enfermedades, ni tampoco produce o recibe emisiones contaminantes.
El clima en el interior de los edificios viene determinado por 4 factores que se interrelacionan entre sí: temperatura, humedad, aire y electroclima. Los resultados de sus mediciones nos darán una información precisa, como un diagnóstico, a partir del cual podremos emprender una serie de mejoras.
En curiós, seguimos la norma técnica de medición en bioconstrucción, para un estudio holístico y biológico del hábitat, con el objetivo de crear un entorno vital lo menos contaminado y lo más natural posible.
TEMPERATURA
Nuestra temperatura básica interna es de 37 grados centígrados. Existe un cierto consenso en que para conseguir un confort térmico, la temperatura óptima en interiores se sitúa entre los 20 y los 24 grados centígrados si bien según las preferencias personales puede abarcar un mayor gradiente. Si con las mediciones encontramos valores fuera de estos arcos, analizaremos en detalle la envolvente, los sistemas de calefacción y los materiales.
Fisiológicamente no es aconsejable la monotonía térmica entre las estancias. Del mismo modo que en la naturaleza encontramos contrastes y variedad de estímulos, debe haber una fluctuación de unos grados entre los espacios. Así pues, las habitaciones variarán en su temperatura de menor a mayor en este orden: vestíbulo, dormitorio, cocina, salón y aseo.
HUMEDAD
La humedad relativa óptima en interiores se encuentra entre el 45% y el 50%. En valores considerablemente inferiores, aumentarán la carga electrostática en los paramentos y la proliferación de polvo y microorganismos en suspensión. Por el contrario, un exceso de humedad provocará la aparición de moho, hongos y bacterias. Estos resultados se pueden atribuir a diferentes aspectos del comportamiento y los hábitos de los ocupantes y a la incorrecta composición de los cerramientos y sistemas constructivos.
Como usuarios podemos reducir una humedad excesivamente elevada a través de unos hábitos de ventilación adecuados, una calefacción suficiente, una reducción de la generación de humedad en el usos de la cocina y el baño y un alejamiento del mobiliario de las paredes exteriores.
AIRE
La calidad del aire en el interior de las viviendas es entre 2 y 5 veces peor que la exterior y para determinados contaminantes hasta 100 veces. Medimos los niveles de CO2 y formaldehídos asociados con la ocupación de los espacios y los usos a lo largo del día de factores como los productos de higiene personal o del hogar o el humo generado en la utilización de la cocina.
Con los resultados de las mediciones podemos detectar fuentes contaminantes, proponer un cambio de usos y ajustar a cada caso específico los hábitos de ventilación. Una correcta ventilación en el momento adecuado, durante el tiempo adecuado y en las ventanas adecuadas supone una reducción de estos contaminantes claramente apreciable en el primer gráfico. También se reducen los niveles de CO₂, los olores molestos, los microorganismos patógenos y se regulan la humedad atmosférica y la ionización positiva.
ELECTROCLIMA
En un espacio de bienestar, la ionización es el cuarto factor clave. Muchos materiales de acabado, paramentos y mobiliario habituales no son capaces de disipar la carga electrostática que se produce en su superficie aumentando la ionización positiva y sus efectos nocivos sobre la salud. Por el contrario, una ionización negativa reduce el estrés y aumenta el rendimiento y la relajación. Por este motivo tenemos especial cuidado en la elección de los materiales y también incorporamos a los espacios más conflictivos determinadas especies de plantas que por su acción clorofílica, aumentan la ionización negativa.
Para zonas de descanso, donde nuestro organismo se encuentra en un estado de regeneración, y también en espacios de larga permanencia como lugares de trabajo o estudio, realizamos mediciones exhaustivas de campos eléctricos y magnéticos alternos y continuos, ondas electromagnéticas y campo magnético terrestre (geobiología) con una consultoría especializada.